lunes, 27 de febrero de 2012

Un día cualquiera.

Dicen que la felicidad no se consigue cumpliendo tus sueños sino haciendo realidad cada una de sus actualizaciones. Pero, ¿te conformarías con un vista pudiendo tener un xp? El mundo se está volviendo demasiado frió. Hemos utilizado indiferencia como fin y no como medio. Todos queremos calificarnos cada vez con más adjetivos, que si soy sincero, humilde, cariñoso, simpático, y ya sé sabe un poco de todo, muchísimo de nada. Cada vez nos preocupamos más de lo que aparentamos y menos de lo que somos y eso sí que me debería preocuparos. Aún no entiendo porque madurar cada vez tiene más que ver con saber aparentar. Como si la hipocresía fuera un valor a valorar, como si la falsedad tuviera que formar parte de toda vida para ser real. 


A pesar de toda esta visión del mundo, ahora mismo vivo un momento dónde yo también tengo miedo, ante esta oleada de frialdad que corre, porque yo también sé como huele la soledad, yo también he caído en sus brazos, yo también sé que es dejar de sentir y dejar de hacer sentir, y yo tampoco sé decirte cual de las dos es peor. Muero por cada abandono y me suicidio cada vez que he tenido que abandonar. Hoy necesito estar solo, hoy necesito soledad, mi soledad, hoy necesito pensar.

Un día cualquiera.




jueves, 9 de febrero de 2012

Etapas.

La vida son diferentes etapas que agrupamos en un mismo concepto. El paso de etapa a etapa es lo que denominamos madurar, aunque realmente solo se trata de una asimilación de la evolución de nuestra vida. Una serie de etapas, que la anterior hace prever la siguiente. Cuesta mucho asimilar el fin de una etapa, más que el comienzo de la siguiente (como si fueran cosas diferentes). Todos mis textos tienen demasiada alma, supuran realidades a ritmo de la sinceridad que me caracteriza y eso es lo que realmente me hacía peligroso, me estoy perdiendo y cada día tengo menos palabras para vosotros. La gente que más quieres es la única capaz de hacer daño por el simple hecho de lo que puedes llegar a esperar de ella. No es casualidad que nuestras expectativas sean directamente proporcionales a la decepción que proporciona el fracaso. Hoy os escribe lo ha quedado de mi, porque cada vez que alguien abandonaba mi vida se llevaba un pedazo. Tan gran vació lo llene con experiencias, con mis nunca más, con mis recuerdos, pero seamos sinceros, el algodón por mucho que abulte sigue siendo algodón. Sois culpables, sois culpables de hacerme peor persona, de hacerme cambiar por necesidad de aguantar. Ya no volveré a ser lo que era, por eso quiero avisaros que cuando vengáis a reprocharme todos vuestros porqués, recuerda que eres culpable, tanto como el resto. Demasiado silencio para alguien que siempre dice la verdad, demasiadas indirectas para la sinceridad.


Ahora que me siento tan vulgar, es cuando soy más diferente.