Nunca creí que cinco letras hicieran tanta palabra, no imaginaba que el silencio de un termino que no se pronuncia calará tan hondo. Yo también soy de los que piensan que ese día en algún lugar del mundo, algún niño dejo de creer en la magia.
Adiós, supongo, adiós. Asumiendo así que volveremos a vernos, pero jamás volveremos a encontrarnos.
Supongo que porque no quise escuchar, hacer oídos sordos de tanta realidad a gritos. No he querido leer tanta verdad como aquella que decía: "Las peores despedidas no son las que hacen que alguien se marche, sino las que hacen que alguien nunca esté del todo. Y si cierro los ojos puedo retroceder en el tiempo, pero no puedo cambiarlo"
No ha llovido mucho desde entonces, pero lo poco que ha llovido nos ahogó a los dos.