miércoles, 10 de septiembre de 2014

Lo que vale un sueño. (MatagallsMontserrat I)

Es curioso lo que vale un sueño, lo que realmente cuesta y lo que al final acabamos pagando por ello.

Es una locura, no eres capaz, tendrías que haber entrenado más, esta por encima de tus posibilidades, vas a abandonar, no dispones de la fuerza necesario, el esfuerzo no ha sido suficiente, estás mal físicamente, no llegas. Eres un flipado, se te va la olla, has perdido los papeles, demasiado, simplemente demasiado. Se te va la almendra completamente.

A estas alturas, casi todas las frases que he ido escuchando tienen parte de razón. Vuelvo aquella regla básica: "La gran mayoría de veces, tanto los que dicen que lo lograrás, como los que no, llevan razón, decide a quien dársela." Por eso hoy no prometo nada, porque lo que se promete hay que cumplirlo y yo solo quiero conseguirlo. 

Hace tres meses decidí arriesgarlo todo por un sueño, amigos, tiempo, verano. Decidí explotar esa posibilidad de acabar. Trabajar, entrenar dormir y volver a empezar, sin que nadie pueda asegurarte que lo conseguirás, eso es arriesgar. Al final acabas aprendiendo que creer en algo es hacerlo cierto.  

¿Dónde estás? Aquí.
¿Qué hora es? Ahora.
¿Qué eres? Este momento.


domingo, 7 de septiembre de 2014

Dar la vuelta a todo.

Hoy te he vuelto a ver después de mucho y me has parecido menos tú, quizás te acabaste perdiendo en aquel camino que tanto hablabas. Vestías con las mismas prendas que aquella noche, pero ya no brillas como entonces. ¿Dónde esta tu sonrisa? ¿Dónde estás? ¿Quién eres?
 Ya sabes mi manía de medir las cosas por lo productivas que resultan y en este caso, sé que para ti fue fácil perderme incluso doy por hecho que a largo plazo te salió rentable.

Hoy te he visto y he recordado que el tiempo nunca es tan justo como esperamos. Si te jode, lo de menos son estas lineas. Tienes razón, jamás habrá otro como yo, ni durante, ni después, y lo peor es que tu lo sabes. Tu olvido fueron mis noches tragando techo, tu rehacer la vida fue vivir la mía mientras te estaba esperando, tus promesas un libro de cosas incumplidas. Así fue como los chicos buenos aprenden a decir adiós porque incluso después de irme, hice y seguí dándote mucho más que todos. Y me la suda ser ahora un don nadie, porque nadie va a escribirte tan bonito de madrugada. 


Dudo que vayas a ser más feliz, pero por intentarlo lo perdiste todo.