martes, 20 de agosto de 2013

Cambiar nunca es una opción.

Todos los cambios, incluso los que más deseamos llevan consigo cierta melancolía. Cierto dolor que almacenamos en nuestro corazón como lo que alguna vez fuimos y dejamos de ser simplemente porque las circunstancias nos empujaron a un precipicio inevitable. Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Nos damos a conocer por todo lo que hemos sacrificado, todo lo que hemos dejado en el camino para llegar justo hasta donde estamos. Por esta razón el paso del tiempo puede traducirse en desarrollo o tomarse como excusa perfecta para la decadencia. Ahora muchos hablan de mi frialdad, de esta distancia que nos separa, incluso refuerzan sus tesis en mis errores, pero pocos hablan de mi, de lo que tuvimos que llegar a ser para estar donde estamos. 







Me siento como quien tiene dos lobos peleando por mi corazón. 
Uno de los lobos, se encuentra lleno de ira, de dolor, de rabia, de venganza.
 El otro, simplemente esta lleno de amor y compasión. 

Os preguntareis: ¿Quién ganara? 

Simplemente al que yo alimente.



jueves, 15 de agosto de 2013

Procuremos olvidar lo que traído a la memoria nos entristece.

El derecho a equivocarse lo va perdiendo uno con los años, y por lo tanto el que quiera aprovecharse de él no debe dejar pasar demasiado tiempo. Llegados a este punto tan solo te pido no volver atrás, que todo siga siendo diferente, arrancarme mi rencor, mi rincón de odio, porque no mereces formar parte de ninguna parte de mí. Ahora tan solo queda demostrar que olvidar lo malo también es tener memoria.  Después de perderme en mi mismo, el lugar más difícil de encontrarme, descubrí que recordarse es olvidarse de algunas cosas. Reconocer que lo sucedido ha sido una forma de seguir avanzando, aunque sea hacía detrás. 




Júntate con los que te hagan soñar, no con los que te quiten el sueño.