Que se pare el tiempo.

Hay momentos que necesito ordenar este caos, poner sitio a tanto desorden , desconectar unos segundos, decirme que todo vale la pena, recordar porque sigo aquí. Sentarme y dejar que pase el tiempo, sin pensar, simplemente sentir, flotar en el aire, hundirme en silencio, olvidarme en el cielo, buscarme en recuerdos, para acabar encontrándome de nuevo justo donde me había dejado. 

Tan lejos de vosotros, tan cerca de mí.

¿Amistad?

Deberías aprender a elegir, a polarizar, a decantarte, a posicionarte. En definitiva cruzar un lado de la linea o quedarte aquí con todo lo que ello conlleva, por si aún no lo has entendido, tomar un riesgo para afrontar unas consecuencia. Es triste ver como ahora la amistad funciona por conveniencia, es penoso observar como llenáis vuestro corazón de cosas banales sin importancia simplemente por llenarlo de momentos, sensaciones o emociones con personas que realmente no os importan, pero lo realmente desolador es cuando os encontráis hundidos en la más absoluta soledad gritando lo muy solos que os encontráis, ¿os extraña?, de verdad, pensarlo, ¿quien estuvo ahí? o mejor todavía ¿quien estará? Es curioso porque cada vez estoy más seguro de que la sociedad es idiota, si, de verdad, eres idiota y me da igual que me lo reconozcas o no, ¿quieres la prueba? piensa en todos los momentos malos de tu vida, ahora recuerda quien estaba a tu lado. Siéntete culpable, reflexiona, suficiente.

La única diferencia entre tu y yo, es que yo ahora puedo escribirte este texto.

Casualidad.

Si la casualidad existiera sería el efecto de lo desconocido, de lo que nos queda por descubrir. Pero queridos lectores no existen las casualidades, todo pasa por algo, por alguna razón o algún porque, me da igual como te pongas, me da igual lo que pienses al respecto, porque si algo me ha enseñado esta vida es que al final acabas encontrando toda respuesta a cualquier pregunta. Aunque ahora no encuentres el porque aunque todas las soluciones te suenen a nada, aunque toda letra escrita sea un folio sin final para ti. Escucha, créeme, el tiempo te la traerá, no siempre será la respuesta que tu quieras, ni mucho menos la que necesitas, pero... ¿acaso la pregunta lo era?. 
El miedo a enfrentarnos a una pregunta no tiene nada que ver con el miedo de afrontar una respuesta. Y es curioso porque el gran debate de la vida pasa por el tiempo que transcurre en formular una y responder la siguiente.
 Hay un grupo selecto de personas que estamos dispuestas a buscar soluciones a cualquier precio, a resolver enigmas con tiempo finito, a encajar todo en nuestras mentes como una secuencia perfecta, una sucesión de sucesos como números de Fibonacci, como notas sonando de una composición de Beethoven, como la sincronización de un reloj suizo. 

Pero tiene su precio, ver un enigma en todo, en todas partes, una vez empiezas a mirar no puedes parar, lo que pasa es que... la gente y las decepciones que comportan cada vida junto a las ilusiones que la rodean y conforman la vida de todos son los enigmas mas fascinantes.

Posiblemente ser menos idiota que el resto te lleve a más soledad, pero como te dicho, tiene un precio.